miércoles, 14 de mayo de 2008

ALGUNOS ARTICULOS PARA REFLEXIONAR SOBRE LA SOJA


La soja y la desertificación de los suelos argentinos

Si bien la transgenia es un grave problema en sí, lo más grave del cultivo de la soja RR, es su sistema de cultivo y la poco conocida acción del monocultivo continuado de soja sobre la fertilidad y la estructura de los suelos donde se la cultiva.

El sistema de cultivo de la sojaRR, el cual la hace 'tan rentable' en los términos de agricultura minera e inmediatista a que son tan afines las voces oficiales del establishment agronómico, tales como Clarín Rural, La Nación Rural, la SRA, la Chacra, APRESID, los Grobokopatel, la FAUNBA y demás voces oficiosas agropecuarias, se basa en su resistencia al herbicida Round-up (Glifosato). Esto permite que la soja RR pueda crecer bajo las pulverizaciones de Round-up, de tal forma que esta soja es implantada mediante un sistema denominado siembra directa. Es decir no se rotura el suelo, sino que sobre los rastrojos del cultivo anterior, previa aplicación de herbicida, se siembra soja RR, mediante un equipo de siembra de alta potencia apto para sembrar sin roturar. A posteriori se aplica Round-up más los plaguicidas necesarios en sucesivas aplicaciones mediante fumigaciones aéreas o con equipos especiales.

Cuando se iniciara este sistema de cultivo, sus defensores destacaban el no laboreo del suelo, el menor uso de agroquímicos y de costo de labores que implicaba como grandes beneficios.

Pasados ya casi diez la situación ha producido una desertificación biológica de los suelos argentinos y a vistas de la reciente inundación inusitada de la cuenca del Río Salado en Santa Fe, parecería que se está desarrollando un inmenso proceso de devastación, erosión y desertificación estructural de los suelos sometidos al sistema de siembra directa y cultivo de soja RR. (5)(6)

La no roturación del suelo, que pudo ser vista en un principio como una práctica benéfica, terminó -en el marco de este sistema y del ecosistema de los suelos que afecta- produciendo compactación, acumulación excesiva de residuos orgánicos que no pueden ser mineralizados, disminución de la temperatura del suelo (lo cual trae aparejado la disminución de la fijación de nitrógeno por la soja y por ende la necesidad de fertilizarla con Nitrógeno). También produce modificaciones en la microflora y microfauna del suelo (el uso continuo de herbicida destruye la vida bacteriana del suelo permitiendo la proliferación de hongos que modifican la química de la mineralización de la materia orgánica, destruyendo la fertilidad natural de nuestros suelos). La macrofauna del ecosistema de cultivo es brutalmente afectado por este sistema de contaminación química continua del suelo: las gaviotas y otras aves desaparecen por la ausencia de roturación, lo mismo que las liebres por envenenamiento y ausencia de rastrojo verde, las perdices ponen huevos estériles, las lombrices (de fundamental acción benéfica para el suelo) son destruidas por el uso masivo de agroquímicos, habiéndose observado efectos dañinos hasta en ñandúes y siendo de público conocimiento la desaparición masiva de pájaros, cuises, mariposas y otros integrantes habituales del ecosistema en los lugares de aplicación masiva de este sistema de destrucción de los componentes del ecosistema y su transformación en un sustento inerte de una producción minera semiindustrial. Este sistema devasta la biodiversidad del ecosistema agrícola.

Pero el uso continuado de herbicidas e insecticidas, produce también la aparición de súper-malezas resistentes a dicho herbicida, lo cual obliga a aumentar las dosis del mismo y cuando esto ya no es posible, a utilizar otros herbicidas como 2-4-D, Atrazina, Paraquat, Diquat y otros productos, los cuales son mayoritariamente cancerígenos, altamente tóxicos y contaminantes del suelo y las napas de agua.

El sistema de producción en la Argentina está tan fuera de control que las pulverizaciones aéreas con estos productos de altísima peligrosidad -la mayoría de ellos prohibidos (o fuertemente restringidos) en sus países de origen- han destruido los cultivos hortícolas, los cinturones verdes que rodeaban ciudades y pueblos, las producciones apícolas, los montes frutales y forestales, produciendo pueblos fantasmas, la emigración masiva de pequeños productores a las villas de emergencia de las grandes ciudades y una inaudita concentración de la tierra.

Se ha llegado a extremos como Ituzaingó en la Ciudad de Córdoba, donde las fumigaciones han producido casi sesenta casos de cáncer en niños y mujeres, encontrándose restos de agrotóxicos en análisis químicos de los tanques de agua de las viviendas y graves afecciones alérgicas y pulmonares en los niños, los días que los aviones fumigan los agrotóxicos literalmente sobre ellos.

Este sistema de producción es el que está generando una agricultura sin agricultores, basado en un suelo sin suelo, desde el punto de vista biológico.

« El soja es un veneno »

« Me llamo Luisa Pimentel de Rios. Tengo 49 años. Nací en Colonaliza, pequeña aldea situada a cien kilometros de Resistencia, en el Chaco, provincia situada en el Norte de Argentina. Es allí donde crecí y encontré mi marido, Ramon Riber Libra de Rios. Juntos, tuvimos seis niños, los dos más jovenes viviendo todavía hoy con nosotros. Después de nuestro casamiento, nos instalamos sobre las tierras de mis suegros. Allí cultivábamos algodón, pero era difícil vivir de eso. Entonces, cuando los precios se vinieron abajo, salimos a vivir a Resistencia. Allí, mi esposo encontró un trabajo de obrero metalúrgico en el puerto de Corrientes. Económicamente, claro, la vida era más fácil. Pero a Ramon no le gustaba su trabajo y sufríamos de tener que vivir en la ciudad. Vivimos en Resistencia durante nueve años, hasta el día en que mis suegros caeron enfermos. En este momento, tuvimos que regresar a Colonaliza. A la vez, éramos inquietos para nuesto porvenir, pero en el mismo tiempo contentos de quitar la ciudad.

Los dos primeros años, cultivamos de nuevo el algodón, sabiendo que no ibamos a ganarnos la vida. Pero no había nada más que hacer. Pues, es lo que pensábamos. Un día, era en 1984, nuestro vecino vino a hablarnos de su proyecto con INCUPO. Nos explicó que este organismo daba creditos a los campesinos para comprar tierra, ganado y herramientas. La única condición era agruparse por lo menos seis familias. Nosotros, ya poseíamos la tierra, pero necesitábamos claramente de todo lo demás ! Entonces, aceptamos la propuesta. Con el dinero, compramos vacas y hemos empezado a cultivar yuca, papas, remolachas, calabazas… de manera natural, sin abono químico. No se puede decir que la vida vino a ser fácil, pero por lo menos lográbamos vivir dignamente. Entendimos sobre todo que para avanzar, teníamos que unir nuestras fuerzas.

Mientras tanto, nuestro vecino, Buzo, que se encuentra del otro lado de la carretera, decidió cultivar el soja. Su manera de trabajar era totalmente distinta de la nuestra. El, escogió hacer monocultivo, utilizando muchos productos químiquos. En seguida, es verdad, empezó a ganar plata. Y era muy orgulloso. Además, cuando se encontraba con mi esposo, le decía que nosotros también, tendríamos que meternos en eso, que el soja era el futuro. Pero Ramon le respondía que de tanto producir sólo soja, iba por terminar agotar la tierra, y que un día lo echaría de menos. Y llegó. Un día, Buzo confesó que su tierra se había empobrecida bastante. Sentía haber actuado así y era preocupado para el futuro. Y si quiere parar el soja para hacer otra cosa, tendrá que esperar tres años, el tiempo necesario para que la tierra sea de nuevo fértil. Cuando veo los daños que eso produce, yo me digo que el soja es un veneno. Un veneno que avanza. »

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Mònica, quisiera saber cual es la fuente de esta informaciòn que publicàs ya que me interesa. Muy bueno el blog y espero que siga siendo de utilidad para los chicos de 19. Las buenas propuestas, tardan un poco en hacerse efectivas e institucionalizarse. A no desanimarse!
Mariela

Anónimo dijo...

Hola Mònica, quisiera saber cual es la fuente de esta informaciòn que publicàs ya que me interesa. Muy bueno el blog y espero que siga siendo de utilidad para los chicos de 19. Las buenas propuestas, tardan un poco en hacerse efectivas e institucionalizarse. A no desanimarse!
Mariela